viernes, 9 de mayo de 2008

"LOS NUEVOS VIRUS"


En mayo de 1993, los dos miembros de una joven pareja murieron con algunos días de
diferencia en Nuevo México, aquejados de insuficiencia respiratoria aguda. La enfermedad
se manifestó por un acceso de fiebre, dolores musculares, dolores de cabeza y tos violenta.
A raíz de este hecho, se investigó si habían ocurrido casos equivalentes en otro lugar. De
acuerdo con los resultados, se descubrieron 24, ocurridos entre el 1 de diciembre de1992 y
el 7 de junio de 1993, en los estados de Nuevo México, Colorado y Nevada. Once de esos
pacientes han muerto.
Los análisis bacteriológicos, parasicológicos y virológicos practicados en los hospitales
universitarios de los estados de la Unión concernidos fueron todos negativos. Las muestras
se enviaron entonces al Centro de Control y Prevención de las Enfermedades, CDC, de
Atlanta, donde se realizaron todas las pruebas de detección de los virus conocidos. Se
acabó por descubrir, en el suero de varios pacientes, anticuerpos contra hantavirus. La
utilización de las técnicas de biología molecular revela que los pacientes fueron infectados
por un virus del género hantavirus, desconocido hasta entonces. Más recientemente, la
revista Times, en su número del 5 de septiembre de 1994, anunciaba que un científico se
había infectado manipulando el virus Sabia, aislado en 1990 en Brasil en un paciente
muerto de fiebre hemorrágica.
Virus nuevos, patologías a veces fulminantes. Las técnicas de análisis de las que disponen
los biólogos, cada vez más eficaces, permiten identificar agentes infecciosos, sobre todo
virus, que tan sólo hace diez años habrían pasado inadvertidos o confundidos con virus
próximos conocidos.
Se descubren regularmente nuevas cepas de virus responsables de las fiebres
hemorrágicas, como la que acabamos de poner de manifiesto, en África. Estos "nuevos"
virus no son siempre letales para el hombre. Todos son responsables de la fiebre, pero las
hemorragias que desencadenan y las lesiones hísticas son más o menos graves. Las cepas
de Francia y el noroeste europeo, por ejemplo, no son mortales. A menudo, dos cepas de
un mismo género no tienen la misma virulencia, ni pareja tasa de mortalidad.
Pese a su denominación, estos virus no son "nuevos": ningún virus puede aparecer de
repente; todo lo más, la producción de mutaciones o de recombinaciones entre virus
existentes engendra cepas más virulentas. Los nuevos virus se manifiestan
fundamentalmente porque se modifican las condiciones en que existían desde hacía años.
En ciertos casos, su ambiente cambia, permitiéndoles multiplicarse y propagarse,
induciendo la aparición de patologías desconocidas. Cuando se reúnen las condiciones
favorables para los virus y sus vectores, aparecen nuevas enfermedades.

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